“Y sin embargo, cuando duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado…”
Y sin embargo, Joaquín Sabina.
Sabina canta, me pega en el oído
Me golpea el cerebro.
El tiempo me cachetea
Me quema el corazón,
Como Hendrix su guitarra.
El recuerdo me aborda,
Me posee como un demonio
Necesito un exorcismo
Primero necesito un Dios.
Ayúdame, por favor…
Lagrimas caen por mis mejillas
Sin sentido
Sin sentimiento
Sin ti.
Desamor, para lo enamorados.
Despecho, para los necesitados.
¿Y para los infieles que extrañan a sus amantes
qué?
¿Y para ti y para mí qué queda?
¿Nada?
¿Otra vez?
Estoy cansando de la nada
Cansado de un secreto que guardamos en la mirada
Que callamos a besos
Y juramos con la mentira.
Estoy cansado de estar sin ti
Estoy cansando de que el segundero nunca se canse
Que siempre siga
Y que nosotros estemos iguales:
Separados, pero buscándonos.
Separados y perdidos
Quizás a propósito.
Somos dos personas en busca del pecado,
Dos personas en busca del placer.
Y entonces la serpiente nos dijo:
«Con seguridad no morirán. Incluso
Dios sabe que cuando ustedes coman de ese
árbol, comprenderán todo mejor, serán como Dios
porque podrán diferenciar entre el bien y el mal».
Seremos como Dioses.
Fuimos Dioses.
Dioses humanos.
Dioses pecadores.
Creamos el bien y el mal
Con besos secretos.
Escribimos la biblia desnudos.
Creamos el bien y el mal
Con besos secretos.
Escribimos la biblia desnudos.
Y Pilatos le preguntó a Cristo:
«¿Y qué es la verdad?»
¿Tú tienes la verdad?
Dímela, porque yo no la tengo
¿Quién puede juzgarnos?
¿Qué va a pasar con nosotros?
Te lavas las manos, como Pilatos.
El tiempo se lava las manos.
El recuerdo nos juzga
Nos libera
No encuentra ningún motivo para condenarnos.
Sabina sigue cantando
Me cae a coñazos.
Mi memoria es un idilio
Mi memoria te busca
Mi memoria se lava las manos
Mi memoria me crucifica...
Y quedo solo,
Pensando en ti.
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