Estoy de pie frente al mundo, observo la fotografía
panorámica de mí historia. Observo mi pasado, mi presente (que no existe, como
mi pasado). Pero, soy lo que sobra de algo que no existe, soy lo que recuerdo
que fui y no recuerdo mucho. Olvidar es el germen de la memoria, el juego que se
encarga de engañarnos en contraposición de la rebeldía humana de recordar y
recodar. Todo, todo cabe dentro de nuestra consciencia, todo como en una caja de
pandora, con su malvada psicología. Proyectar el futuro, asumir una decisión,
dolorosa, como en el fondo son todas las decisiones. Escoger una y desechar
otra, con la incertidumbre de la posibilidad. La incertidumbre es un miedo que
la vida moderna no se da el lujo de asumir, aunque sea básicamente el
ingrediente principal de la misma. La vida es nuestra, y de otros, la vida
plenamente tuya sola es remplazada por el constructo de un nosotros. Un
nosotros cómodo y a gusto, un nosotros que devora presentes y escupe pasados, o
sea, digiere tiempo. No sé lo que soy, sino sé lo que somos y capaz no lo
sabremos… ¿Para qué si todo perece? O ¿se transforma? La libertad de todos es
la libertad de uno, pero la de uno no es la de todos. Aunque, en la libertad
de todos se encuentra un miligramo de esclavitud, esclavitud de un todo que
supera el yo. La libertad no es igualdad, ni viceversa. Y quizás, el todo es una igualdad que hay que pagar por la
libertad, contradiciéndose a sí misma. Convirtiéndola en una falacia lógica. O
sea, ¿La libertada no existe? ¿O existe por encima de nosotros como un todo? Respóndame
por favor, estoy de pie frente al mundo y solo me sostiene la duda... Esa duda que nunca me abandona, una duda con trastornos de la personalidad, pero sea como sea, nunca muere y por eso yo tampoco quiero morir, porque el afán de conocimiento y de aprehenderlo todo no me lo permite, aunque sea una quimera imposible y egocéntrica... Estoy de pie frente al mundo.
Sample Text
La escritura nos convierte en simples piezas entre la extensión del espacio y el tiempo, pero a la vez nos exige salir de lo convencional para explicar la realidad, como quien por voluntad propia abre un paréntesis para detener el tiempo y suceder en un espacio fuera del regular. La escritura en una palabra nos permite morir siguiendo la luz al final del túnel y seguidamente en otro palabra aparecer en una sala de parto; nos permite viajar por las dimensiones de lo real, lo irreal, lo externo y lo interno. La escritura nos permite eso y más.
Bienvenido a este viaje escrito “Sólo para locos, la entrada cuesta la razón.”
Etiquetas
- Poesía (110)
- Cuentos (10)
- Mis Favoritos (8)
- Aforismos (5)
- Microcuentos (3)
- Articulos (2)
viernes, 2 de mayo de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario