Sample Text

La escritura nos convierte en simples piezas entre la extensión del espacio y el tiempo, pero a la vez nos exige salir de lo convencional para explicar la realidad, como quien por voluntad propia abre un paréntesis para detener el tiempo y suceder en un espacio fuera del regular. La escritura en una palabra nos permite morir siguiendo la luz al final del túnel y seguidamente en otro palabra aparecer en una sala de parto; nos permite viajar por las dimensiones de lo real, lo irreal, lo externo y lo interno. La escritura nos permite eso y más.

Bienvenido a este viaje escrito “Sólo para locos, la entrada cuesta la razón.”

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lunes, 19 de mayo de 2014

Johana

  • -          Un secreto solo es confidencial si es compartido. Suena contradictorio, lo sé. Pero si solo lo sabemos nosotros no es un secreto, es un pensamiento. El secreto es algo de interés público, que dos o más personas hacen privado. Por ejemplo: La Infidelidad. ¿Me entiendes?
  • -          No, toda vía no.
  • -          Tú y yo tenemos una relación, pública. Lo que pase entre tú y yo, le importa a los amigos de tu esposa y a los amigos de mi esposa. Igual en el trabajo, en la familia, etc. Si se enteraran de lo nuestro se correría la voz y tú sabes lo que viene después... Esto que tenemos entre los dos, es algo que de hacerse público dejará de ser lo mismo. Es mejor dejarlo en privado, como un secreto…
  • -          ¿Esto es en serio Johana?
  • -          Sí.
  • -          Yo solo quiero estar contigo. De qué me sirve compartirte…
  • -          Siempre me tendrás a medias.
  • -          A ti no te sería infiel, te lo juro. Y yo sé que tú tampoco lo harías. Nos queremos demasiado, los momentos que pasamos juntos son únicos...
  • -          No se trata de seriedad, o amor. Así somos los humanos: Insaciables. Sino me compartes con Pedro ahora, estarás en su lugar mañana. Es simple.
  • -          ¿Es en serio? Pensé que lo nuestro era único.
  • -          No seas bobo Manuel. Así son las cosas. Además, no te quiero mentir… Si quisiera mentirte te amaría, y no lo hago.
  • -          Pero yo de pana te amo…
  • -          Uy, no seas así de cruel… Yo esperaba algo mejor que eso.
  • -          Estoy sorprendido.
  • -          ¿De qué? Se realista: ahora tienes esposa, estas cómodo, la pasas bien y dejarla es un proceso… Todo el peo emocional y la vaina, igual yo. ¿Por qué no nos quedamos como estábamos y ya? Nos distraemos juntos, nada serio… ¿Por qué esa cara? ¿Te sorprende que sea sincera?
  • -          Que seas tan cruel, tal vez…
  • -          Ahí por favor… Todos pensamos así alguna vez, solo que algunos solo cargamos la cruz de adorno y otros la tienen adentro del cerebro. O sea, unos mojoneamos y otros son mojoneados.
  • -          Tú no crees en nadie…
  • -          ¿Y debería hacerlo? Te sorprende que yo sea la que te esté diciendo esto, mientras la lógica te dice que tú eres quien debería estar diciendo esto. Machista.
  • -          Nunca dije eso…
  • -          Pero tu cara lo dice, te pegué en el ego. Eso es todo.
  • -          No lo creo, yo sé quién soy.
  • -          Bueno, entonces sabes que para mí no puedes dejar de ser quién eres. No tienes otro rol.
  • -        Si quiero no soy nada y ya.
  • -          No quieres eso, lo sé. Te gusto demasiado.
  • -          Que engreída.
  • -          ¿Entonces el martes en Chacaíto?
  • -          Chao.
  • -          Dale, me avisas. Chao Manuelito…

Volverá…


  • -          ¿Alo? Hola mi Pedrito bello. ¿Cómo estás? Te amo demasiado. Te extraño, quiero verte….

Me llamó mi esposo. ¿Qué más podía decirle? Eso es lo que él quiere escuchar y yo estoy dispuesta a decírselo. El ego de un hombre es inmenso, como un castillo… de arena. Resistentes si están secos, pero si se mojan… Ellos se inflan con lo que escuchan, no ven más allá. Creen en la superficie, pero nosotras no. Por eso cuando un hombre decide ser infiel, tarde o temprano, cae. Hay dos opciones: caerá con su pareja y lo descubren, o, caerá enamorado del cacho. En cambio nosotras, raras veces, caemos. Ni uno ni otro. Vamos a lo que vamos, no mezclamos. No nos comemos todo, queremos un poquito. No comemos mucho, para llenarnos e inflarnos, como los hombres, sino poquito, para apreciar el sabor y no empalagarnos... Me llegó un mensaje de Manuel: El martes donde siempre a las 2 Yo sabía… Por ejemplo: El cayó conmigo. En el fondo son más débiles que nosotras y me río mientras lo digo

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