Lo ves reflejado en una gran pantalla, con sus detalles, con los diálogos… lo vives. Sabes que está ahí… lo sostienes en la mano, lo palpas, lo
tienes seguro… y se va. La piel de gallina, la sensación… el roce, la voz… todo se esfuma.
Recordar puede ser un martirio.
Sonreír, no pensar en más nadie, abstraerte... olvidarte de los demás.
Vivir para otra persona, complacer y que te complazcan... sentirte importante,
que te preocupe alguien. Cambiar, identificarte con la otra persona,
cariños... celos. Creer en la falacia de los para siempre e ilusionarte con la mentira de la posesión.
Amar puede ser una cárcel.
El tiempo
vale oro, para perderlo en trabajos inútiles. El conocimiento requiere esfuerzo, para regalarlo... el dinero no vale nada, pero cuesta mucho... la sociedad y
sus reglas.
La
independencia puede ser una mentira.
Vive el momento, disfruta cada segundo, cada minuto... vive la vida. Hedonismo, sin consecuencias, sin responsabilidades... nada puede suceder. Lo qué pasó, se queda atrás, no nos acompaña... hasta que las consecuencias, necesiten causas. Disfruta del día a día... y mañana es un hoy, que será ayer... pero no planeaste nada, sigues igual.
El presente puede ser que no exista.
Vive el momento, disfruta cada segundo, cada minuto... vive la vida. Hedonismo, sin consecuencias, sin responsabilidades... nada puede suceder. Lo qué pasó, se queda atrás, no nos acompaña... hasta que las consecuencias, necesiten causas. Disfruta del día a día... y mañana es un hoy, que será ayer... pero no planeaste nada, sigues igual.
El presente puede ser que no exista.
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