Jugando a ser Cortázar:
Andábamos separados, pensándonos, pero sin buscarnos.
Jugando a ser Neruda:
Nosotros, los de ahora, queremos ser los de entonces.
La escritura nos convierte en simples piezas entre la extensión del espacio y el tiempo, pero a la vez nos exige salir de lo convencional para explicar la realidad, como quien por voluntad propia abre un paréntesis para detener el tiempo y suceder en un espacio fuera del regular. La escritura en una palabra nos permite morir siguiendo la luz al final del túnel y seguidamente en otro palabra aparecer en una sala de parto; nos permite viajar por las dimensiones de lo real, lo irreal, lo externo y lo interno. La escritura nos permite eso y más.
Bienvenido a este viaje escrito “Sólo para locos, la entrada cuesta la razón.”
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